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Con dieciséis años vinieron a mi instituto a grabar una película, un amigo y yo nos pasamos por el rodaje y preguntamos si podíamos echar una mano en algo, nos dijeron que si, pero el director de fotografía nos dijo “Cuidado chavales que este mundo engancha, una vez entras no puedes salir”, razón no le faltaba, cinco años después sigo enamorado del séptimo arte.

Desde aquello han pasado muchas cosas, pero el cine sigue siendo una constante, mi vida se ha desarrollado como un guion perfectamente estructurado en el que cada paso que doy me acerca mas a esta industria, mi primer trabajo fue montar cines de verano en Madrid -labor que sigo desempeñando todos los veranos-, el año siguiente empecé a proyectar películas en una sala convencional, todo lo que hago me lleva al cine.

Aparte de los conocimientos que he obtenido en la carrera y en estos trabajos, desde los dieciocho años he estado haciendo cortometrajes y videoclips, estos últimos me han supuesto un importante sustento económico durante los meses en los que no he trabajado profesionalmente, y me han permitido hacerme con equipo técnico bastante competitivo. En primero de carrera realicé mi primer metraje para un festival de la facultad, para mi sorpresa fue un bombazo, ganamos dos premios y nos nominaron a otros dos, en ese momento tomé la decisión junto con un par de amigos de fundar una productora, Celluloid Productions, que, si bien hoy en día no sigue activa, me ha supuesto una fuente inagotable de conocimientos y experiencia, y bajo su sello he sacado la mayoría de mis cortometrajes.

Dicen que el cine imita a la realidad, pero en mi caso, la única realidad que conozco es el cine